
Sea cual sea el destino de un patrimonio, prepararse para una transición es una de las tareas más trascendentales de las personas que lo manejan en la actualidad. Un buen proceso cohesiona la familia, un mal proceso puede generar fracturas que duran generaciones.
La sucesión es una experiencia humana antes que un trámite. La forma como se gestione emocionalmente puede fortalecer el amor y la continuidad del legado… o romperlo para siempre. La clave está en anticiparse, conversar y construir juntos.
En el manejo de una sucesión patrimonial, el componente emocional es tan decisivo como el legal o financiero. Aunque los activos puedan dividirse en porcentajes, los sentimientos no lo hacen con la misma facilidad. Los elementos clave para tener en cuenta desde la dimensión emocional, agrupados en torno a tres ejes fundamentales: comunicación, confianza y cohesión familiar.
Comunicación: debe ser abierta y empática. Una sucesión mal comunicada puede ser percibida como una traición. En momentos de alta susceptibilidad un error de comunicación puede agrandarse fuera de toda proporción.
Confianza: es la base invisible, el aglutinante. La sucesión puede percibirse como un juicio moral: fui tenido en cuenta? Me excluyeron, quisieron usarme? Se forman bandos o facciones al interior del grupo familiar?
Cohesión familiar: proteger el vínculo y el espíritu de grupo antes que el dinero. Una sucesión bien manejada protege el legado y la unión.
En WMI – Consultoría Integral para Familias somos expertos en orientar a las familias en la planificación y gradual ejecución de sus procesos de sucesión. Considerando todas las variables emocionales.